De niña te preguntan ¿Qué quieres ser cuando seas grande? Y esa pregunta la repetimos en nuestra vida ¿Quién soy? ¿Qué hacer mañana? ¿Quién quiero ser? La respuesta va y viene en nuestra mente y muchas veces sale del ego, del miedo o de las expectativas que buscamos para alegrar a los demás. Nos asustamos mucho; a veces, ni permitimos que llegue a nuestra voz lo que realmente sentimos o nos dice el corazón.
Sentimos miedo, temor, rechazo, inseguridad, frustración cuando nos permitimos sentir y escuchar el corazón. Porque parece que no está bien expresar lo que sentimos, podemos ser juzgados, discriminados o lo que más nos duele… no me van a aceptar.
Hoy quiero compartirles una parte de mi vida que me da miedo explorar y es hacer lo que me gusta. Desde niña me gustaba la ropa, los zapatos y los accesorios, es algo que llevo en mi ser, disfruto mucho mirarme al espejo y decorar mi cuerpo con accesorios, me parece muy divertido, es hacer cada día emocionante, es vivir en presente divertido, es generar alegría en los otros.
Cuando era niña salía con mis pintas diferentes, mi mamá y hermana me decían “Para dónde va así vestida”. Yo respondía ¿por qué?, miren, estoy bien. Ellas se reían y eso me gustaba, me hacía sentir bien. Siempre buscaba ser diferente, mezclar colores distintos, siluetas distintas y texturas, eso me motivaba, me llenaba de satisfacción. Sin embargo, una voz insegura (ego), me decía, no es interesante, no es inteligente, es un simple juego de color, texturas, silueta. La moda es algo pasajero y superficial. De eso no vas a poder vivir. Quieres ser una simple costurera, estar sentada en una máquina, eso no hace interesante a una mujer. Debes poder dar más que eso, eres una mujer inteligente, no sigas ese sentir, decía la voz del ego en mi cabeza todo el tiempo. Esa voz me decía, tienes que ser más inteligente, estudiar una carrera más estructurada para que puedas ganar dinero más fácil, ser económicamente independiente más rápido.
Decidí seguir esta voz y ser una mujer más inteligente. Por varios años dejé de seguir el palpito de mi corazón. Con paciencia, dedicación y amor cumplí todos los sueños que debía cumplir como mujer exitosa, inteligente y de bien, como la sociedad lo exige, el patrón de creencias correctas que había aprendido en lo que había vivido. Si, fui fiel a las creencias que había aprendido.
Llegó un momento donde todos los requisitos se habían alcanzado, todo cumplido: familia, casa, éxito profesional, bienestar económico, pero no era suficiente y el vacío seguía en mi corazón, pues ya nada me parecía y todo me fastidiaba porque no era feliz, y lo tenía todo. Que mal se siente eso, ni uno mismo se entiende.
El vacío permanecía. Tristeza, frustración, miedo se manifestaba en días muy agitados, de locura, caos, rabia, oscuridad y solo ganas de salir corriendo de ese mundo que había inventado, pero del cual quería huir. A los ojos del entorno, todo estaba bien, tenía todo.
Siempre con la fe y el amor profundo por Dios, los milagros en mi vida empezaron a manifestarse, tuve el valor, la valentía y la decisión de invertir tiempo en mí. Algo que no entendía, ¿preste atención a su corazón Carolina? Yo decía: ¿cómo es eso?, no entiendo. Si, hasta en el exterior lo manifestaba, con colecciones que titulaba “Vivir Desde El Corazón” pero no era consciente de esa información.
Poco a poco empecé a pedir milagros en mi vida y fueron las situaciones más intensas de pareja e hijos, la oscuridad que habitaba en mi ser se agudizó, la oscuridad se hizo presente en mi hogar, en mi visión, en mis ojos. Todo me molestaba, no era feliz, y era solo mi decisión porque lo tenía todo para ser feliz. El miedo y la rabia no me dejaban ver, el papel de víctima me envolvió y solo me quedó culpar a todos de lo que me pasaba.
La Luz empezó a llegar a medida que me acerqué a mí. Empecé a dedicar tiempo a escuchar mi corazón, desde muchas prácticas espirituales, las cuales hacía inconscientemente desde niña, me permitieron empezar a quitar velos, a entender que el amor es la respuesta. Se logra cuando el corazón se siente satisfecho, cuando te dedicas a lo que te hace feliz, cuando le das la oportunidad al universo de fluir, dejar ir para que llegue lo nuevo, cuanto te entregas al amor, a la vida, cuanto te rindes y entregas tu vida al Espíritu. Cuando se entiende que Dios te lleva de la mano y con Él siempre estás bien. Cuando confías plenamente, sinceramente en Dios, tu vida es aquí y ahora.
Amores, se puede sentir Paz a cada instante, es una decisión que se puede tomar, es solo tu decisión.
¡Que la luz que habita en ti se expanda por el universo!
¡El Amor sea tu escudo de protección! Hoy, mañana y para cuando seas grande.